domingo, 21 de agosto de 2011

Capítulo 11: Después de una tormenta siempre llega la calma

Esa situacion me superaba. Intentaba gritar pero al igual que en mis peores pesadillas no conseguia que la voz saliera de mi.

 Agite mis piernas para evitar esas caricias. Desearía que siguiese estando en ese sueño, no haberme despertado aún, pero era la realidad y la realidad era que mi padre quería aprovecharse de mi. Aunque yo todavia no habia sido capaz de asimilarlo.

No conseguia reaccionar mientras mi padre cogia las sabanas, tirando de ellas para destaparme. Comenzó a acariciarme de nuevo y lo único que sentia era asco y miedo, esta vez no había nadie que le interrumpiese.
Cogió de la cinta de mi pantalón de pijama para tirar de ellos y quitarmelos. Ese movimiento hizo que por fin reaccionase. Me moví todo lo que pude, di patadas, puñetazos dirigidos hacía el, intenté todo por sacarmelo de encima, pero fue en vano. Él tenia mas fuerza y con una sola mano había inmovilizado mis dos brazos. Se sento encima de mis dos piernas para que no las puediese mover, incando las rodillas a cada lado de mis piernas.

Gritaba con todas mis fuerzas, con alguna esperanza de que alguien escuchase mis gritos y me sacara de esto...pero no daba resultado. Lágrimas de rabia rebosaban de mis ojos y mi padre con dificultad terminó quitandome los pantalones junto al culotte.

-Por favor, para, no puedes hacerme esto- Le dije entre lagrimas -Para porfavor Papá...- Seguí suplicando pero no parecia escucharme.

Se acerco lentamente a mi oido y pude notar la peste a alcohol que traía.

-Shhh, tranquila, Papá va a hacerlo con cuidado...- Me revolví debajo de él por enésima vez cuando dijo eso mientras me acariciaba el pelo -Pero si no te portas bien tendre que hacerlo por las malas...

Me sentía rabiosa y frustrada por no ser capaz de hacer nada por huir de esta situacion.

Empezó a sobarme todo el cuerpo, deleitándose a su gusto con mis pechos, me hacía daño pero eso al no le importaba, el solo quería satisfascer su hambre aunque arroyase a su hija por su camino.
 Me besaba, mordia y todo lo que le placía. Su mano comenzo a subir por la parte interna de muslo y sabia donde iba a acabar. No lo soportaba y volvi a las patadas, zarandeandome debajo suya, buscadon una salida a ese amarre, deseando que esta situacion solo fuese fruto de mi imaginacion. Ya no habia lágrimas, había llorado hasta la última que me quedaba. Seguí gritando, aumentado mi tono de voz...

-Tu lo has querido- Y con esa frase y un movimiento brusco note una punzada de dolor.

Dolía y cada vez aumentaba más ese dolor. Era insoportable. A la misma vez que mi dolor aumentaba mi padre soltaba un gemido cada vez mas audible. Las lágrimas habían vuelto. No soportaba más esa situación. Prefería que me hubiese pegado a lo que estaba haciendo ahora. Solo podía pensar en que todo acabase...

Con el último gemido que había salido de mi padre acabó todo. Término ese infierno por el que nadie debería pasar.

En cuanto noté que disminuía la presión que ejercía y vi que podía librarme de él, no lo dudé ni un segundo. Salí de debajo suya como pude, cogí el pantalón vaquero que tenía tirado en la silla de días anteriores y bajé a la máxima velocidad que me permitían las piernas. Antes de salir por la puerta me coloqué aquellos pantalones y cogí el abrigo que tenía en el perchero de la entrada.
Noté como pasos acelerados corrían por el pasillo de la planta de arriba hasta llegar a las escaleras.

-¿Donde te crees que vas? -Y bajó acelerado para pillarme.

Antes de que llegase hasta mi conseguí salir de aquella casa. Salí corriendo en cualquier dirección y así alejarme de todo lo ocurrido, era noche. No me atrevía a mirar hacia atrás por sí veía a mi padre detrás de mi.


Comencé a pensar, a recordar detalles que hasta ahora no habían cuadrado, pero ahora empezaban a atarse cabos sueltos que hasta ahora, para mi no habían tenido gran importancia.

Recordaba aquellas noches en las que me encontraba en mi habitación, tirada en la cama esperando a caer dormida. Mi padre llegaba de trabajar tarde y mi madre le esperaba con la cena lista. Son recuerdos borrosos pero sí me acordaba de los gritos de mi madre y las excusas que me daban al día siguiente cuando preguntaba por lo sucedido. Mi madre...

Sentí compasión por enterarme ahora de lo que realmente pasaba y por no hacerme preocupado lo suficiente para darme cuenta en esos momentos. También y a la misma vez, se encendia un nuevo sentimiento...

 Furia.

Mi madre me había abandonado, dejándome con esa persona que había provocado su marcha. Sin preocuparse de lo que pudiera llegar a pasarme.

Me sentía destrozada por dentro. Mi situación ya no podía empeorar más. Seguía lloviendo a mares y cada relámpago que relucía en la oscuridad del cielo haía que mi mente proyectara imágenes desagradables que eran protagonizadas por mi padre.

Había dejado de correr y me encontraba en una calle poco transitada. Los edificios estaban a medio demoler, en los soportales había mendigos esperando a que alguien pasara para poder pedirles dinero. Empezaba a tener frío a causa de la lluvia.

Un mendigo se acercó a mi. Su cara me asustaba porque parecía que tenía otras intenciones. Cuando estuvo a mi lado me agarró del brazo haciéndome recordar cada tocamiento, cada punzada de dolor, TODO. Salí corriendo, el corazón me iba a estallar del miedo, notaba las pulsaciones detrás de las orejas. Está noche había sobrepasado mis límites.

Me refugié dentro de una cabina de teléfonos, lo primero que se puso en mi camino. Necesitaba a alguien que me ayudase a escapar de esto. Necesitaba a alguien que  comprendiése por lo que estraba pasando y en eso sólo me podía ayudar una persona.

(Pov Tom)


Meto las llaves en la cerradura para entrar en casa. Me duele todo el cuerpo, he estado toda la noche de aquí para allá. "Mira, te voy a presentar a..." "este es...". Toda la noche conociendo a gente que según Alex me conviene conocer.

Voy a la cocina a tomarme un vaso de agua e irme a la cama. Dejó el vaso en la encimera, al lado del teléfono y veo que parpadea la luz que indica que hay mensajes de voz.

¿Quién llamaría esa noche? Todos los que podrían haberme llamado sabían que estaba fuera. Alargué el brazo, y le di al botón y dejo que la cocina se inunde con una voz sofocada.

-Carrie... v-ven a buscarme -Parecía que estaba llorando - Ayudame... Estoy en frente del antiguo cine -se escuchó como se sorbia la nariz -En mi cuarto,  luego mi padre....llegó... y-y y... por favor ven. Te necesito.


Me quedé petrificado, se la notaba asustada. Esperé a escuchar la hora que había dejado el mensaje y fue casi 45 minutos antes. Estaba sola, en la calle, asustada y seguro que muerta de frío por la lluvia y el viento.

Esperaba que siguiese allí.

Volví a coger las llaves que había dejado en la mesita de la entrada y me metí rápidamente en el mini azul. Una vez dentro, empecé a pensar en que cine antiguo se refería. Sólo conocía uno y esperaba que fuese el único.

De camino, no paraba de comerme la cabeza con qué podría haber pasado. Había mencionado a su padre y después de la escena que había presenciado en el baño, creo que nada bueno había podido pasar. Esperaba que no se hubiese atrevido a ponerle la mano encima como creo que estuvo a punto de hacer.

Veía de lejos el cine y aceleré. Un poco más cerca del edificio ví una figura sentada en el bordillo de la acera con los brazos alrededor de sus rodillas y con la cabeza apoyada en ellas. No estaba seguro de que fuese ella, pero no podía perder el tiempo.

Dejé el coche apartado en un lado de la carretera sin llegar colocarlo bien y corrí hacia ella. Según me iba acercando me daba cuenta de que era ella. Nada más plantarme a su lado levanto la cabeza y su casa lo dijo todo. No esperaba que fuese yo.

Su cara era de sorpresa e incredulidad. Sus ojos abiertos como platos estaban rojos del llanto, las mejillas con el rastro de sus lágrimas, la mandíbula le temblaba y todo se convulsionaba de la tiritona que tenía.

Me senté a su lado para estar a la misma altura.

-¿ Estás bien? -Pregunté, es estúpido porque sabía que no era así pero na sabía que hacer ahora que la tenía delante.

No obtuve respuesta. Se dedicó a escrutarme con la mirada y después se tiró a mis brazos, cosa que me sorprendió bastante pero me imaginé que era lo que necesitaba.

La tuve entre mis brazos hasta que se hubo calmado. No sabía lo que habría pasado pero se la notaba muy afectada y no me atrevía a preguntar el por qué.

-Vamos, te llevo a casa -Dije mientras me levantaba y le ofrecía mi mano. Su cara cambió, parecía horrorizada -A mi casa -le aclaré al darme cuenta de que lo había entendido mal.
-Vale -la volví a abrazar al ver sus escalofríos y que entrase en calor. -Gracias

Nos metimos en el coche donde reinó el silencio. No sabía que decirle para consolarla mientras las lágrimas le recorrían el rostro y de vez en cuando sorbía por la nariz. Ya lo había estropeadobastante esa noche como para volver a cometer un error.

Noté su mirada clavada en mi y me estaba poniendo nervioso. No sabía sí es que esperaba algo de mi  o que... Entoces se decidió a hablar.

-¿ Te puedo hacer una pregunta?
-Sí, claro -Dije mirándola durante un segundo para después volver la vista a la carretera.
-No te quiero ofender pero ¿por qué has venido?
-Oí tu mensaje -Le aclaré.
-Pero era para Carrie -Se notaba que le costaba hablar ya que tenía la respiración antepada.
-Lo sé, pero me preocupó y pensé que aunque fuera yo el que viniera...necesitabas  ayuda -Me gire para observarla y nuestras miradas se cruzaron.
-Gracias -Me dijo con una triste sonrisa.

Llegamos a mi casa y la lleve ropa seca de mi hermana. Le indique donde estaba el baño y me dirigí a la cocina.

-¿Te preparo un chocolate caliente?
-Sí por favor.

Y mientras ella se fue a cambiarse yo me quedé preparando los chocolates. Estuve pensando la forma en qué le preguntaría sin que pareciese demasiado brusco. Todavía no había acabado de servirlo cuando escuché un pequeño sonido proveniente del salón. Me acerqué y me encontré a Lucía sentada en el taburete del piano, observandolo con detenimiento.

Me acerqué hasta su lado, me senté con ella. Enfocó sus ojos en mi y entendí que con era mirada buscaba mi consentimiento para poder tocarlo, como sí necesitara pedir permiso. Asentí papa dárselo.

Comenzó a tocar, pasando todos sus dedos por el teclado, haciendo que una melodía inundase toda la estancia. De sus ojos comenzaron a brotar lágrimas. Lágrimas de tristeza. Dejó de tocar y yo la abracé para que se desaogara en mis brazos. Estaba derrumbada, sentía que sí me movía ella caería al suelo.
La agarré entre mis brazos, cogiendola para llevarla al sofá. Sentada a mi lado y apoyada en mi pecho empezó a hablar.

-¿Te preguntaras qué ha pasado?
-No hace falta que me lo cuentes. Con que te sientas major me vale.
-No, quiero hacerlo -Hizo una pausa -Necesito hacerlo.

Me contó todo entre lágrimas. Todo lo que había sufrido estos últimos días y sobretodo lo que había sucedido esa noche. Todo entre lágrimas.
No sabía que palabras tranquilizadoras la podrían ayudar porque era incapaz de asimilar lo que me había contado. Sólo podía achuchar para que sintiera que no estaba sola. Y así se quedó dormida y aún así las lágrimas no cesaban.

La acomodé en el sillón. Me quedé observandola. Esa chica había conseguido que sintiera algo que no sabía como explicar, aún con todos esos desprecios se había colado dentro de mi.
Me iba a levantar pero tenía su mano aferrada a mi camiseta y decidí que me acomodaría con ella en aquel sofá. Me incliné para colocarme mejor con cuidado de no despertarla.

Sentí un impulso y no me contuve. Lo hice sin pensar y tampoco estaba planeado. Lo hice sin más, la besé.
Fue rápido y pareció moverse a mi lado pero no abrió los ojos. Me tumbé a su lado y la abracé para que al menos sintiera que no estaba sola en aquella pesadilla.



P.D: dedicado a mi gemela Maribel que me ha ayudado mucho con este capítulo que ha sido lo más difícil que he escrito y también para Eva que no hace otra cosa que pedirme pinchoteo y aquí lo hay pero dudo que sea a lo que te referías. OS QUIERO

viernes, 19 de agosto de 2011

Capítulo 10: ¿Un sueño?

Si no fuese por la música que se escuchaba de fondo, mi llanto se oiría desde el salón. Estaba encerrada en uno de los compartimentos del baño, con la puerta cerrada, sentada encima del bater con los pies apollados en la tapadera por si alguien entraba que no me viese.

¿Por que tenía que haber dicho eso? ¿Por que tenía que recordarme a mi madre? Ya era bastante difícil intentar olvidar lo que mi madre habia creado como para que me lo estuviesen recordando. Era dificil el pensar que se habia ido mi gran apoyo, el que siempre habia estado conmigo, el que siempre hacia mas llevadera mi existencia. Si, era dificil de pensar que al dia siguente me levantaria y no veria a mi madre.

Estaba perdiendo poco a poco a lo que una vez fue mi familia... Si no la habia perdido ya.
Por eso necesitaba olvidar y no era de gran ayuda que te recuerden lo doloroso que es... Por una milesima de segundo pense que mi vida ya no merecia la pena, pero lo que realmente no merecia la pena era que derramase una sola lagrima por aquellos que lo unico que habian causado en mi, era dolor.


Aguantaría unos meses, hasta que tuviese la mayoria de edad y comenzaria una mueva vida, lejos de lo que hasta ahora habia girado en torno a mi vida, dejandolo a un lado, apartandolo de mi camino.

Cuando me hube calmado, sali hacia la zona de lababos para limpiarme el maquillaje que supuse que se me habia corrido. Consegui retocarme lo mejor posible para que no se notase ninguna marca de llanto y la zona enrojecida por mi padre.

Me dirigi a la puerta en el mismo instante en el que se abria, dejandome ver a mi padre. Yo le ignore e intente salir por el hueco que habia dejado ente él y la puerta, pero se interpuso en mi cmino.

-Tenemos que aclarar una cosa- Dijo él

Le volvi a ignorar como habia hecho hace unos instantese intente volver a colarme, pero él ya estaba ahi, en frente de mí.

-¿Sigues sin querer hablarme? -me pregunto, mirandome con ojos agresivos y lo unico que fui capaz de hacer fue tragas saliba con dificultad -Ya veo.

Dio un paso en mi direccion con una sonrisa en la cara mientras que yo iba alejandome de él. Siguio avanzando hasta mi hasta que me tubo acorralada contra la pared. No sabia que era lo que tenia que aclarar pero ese comportamiento me estaba asustando. Lo tenia a un paso de distancia cuando comenzo a hablar.

-Quiero que te quede claro que vas a pagar por el comportamiento que has tenido hace un momento- las ganas de escupirle en la cara iban aumentando con cada palabra que salia de su boca -porque no quiero que se sospeche nada de tu madre.
-Deberia saberlo todo el mundo, que se enterasen de lo poco que vales como padre y marido -se a ecerco un poco mas -porque todo a pasado por tu culpa, tu eres el culpable de todo lo que a sucedido en casa. Si de mi dependiera estarias solo en casa, pudriendote con tu gran negocio y...

No me dejo acabar la frase con su siguiente movimiento. Me agarro por la muñecas con una de sus manos, alzandolas por encima de mi cabeza, empotrandolas contra la pared dejandome inmovilizada.

-Ya no hablas tanto ¿no? -y todas la ganas acumuladas de escupirle acabaron cumpliendose y el reacciono con cara de asco -tu lo has querido.

Volvi a sentir por segunda vez en la noche su mano impactar contras mi, con mas fuerza que la anterior. Despues comenzo a intrudir su mano por mi espalda, que estaba apoyada contra la pared, buscando algo.
¿Que era lo que pretendia? no sabia como interpretar ese movimiento hasta que acerco su cara a mi cuello. Entonces comprendi como se las iba a cobrar. Emepece a revolverme bajo su presa, intentando escabullirme de su agarre. Pero no pude.

Al no encontrar la cremallera del vestido dirigio su manos a mis pechos, agarrandoos con fuerza, haciendome daño.

-Papa, por favor dejame...me haces daño -no me hizo caso y siguio con sus movimientos -para -las lagrimas ya recorrian toda mi cara - por favor sueltame.
-¿Sabes una cosa? -dijo alejando su cara unos centimetros -me recuerdas a tu madre, siempre me repetia lo mismo que tu me dices -dijo con sonrisa de satisfaccion, como cuando consigue su mayor premio -pero al igual que con ella, no voy a dejarlo a medias.

Con una sola mano comenzo a desabrocharse el cinturon. Yo no podia parar de gritar pidiendole que parase de una vez, pero como habia dicho no lo hacia ni tenia pensado hacerlo.

-¿Que esta pasando aqui?- dijo una voz y ala que estaria muy agradecida por haberme sacado de esta situacion.

Mi padre con la misma velocidad que se habia desabrochado el cinturon volvio a abrocharselo antes de girarse. Ahí plantado en la puerta se encontraba Tom con una cara indescifrable, sin saber que hacer a continuacion.

-Nada, solo estaba hablando con ella -Dijo señalandome.

De mis ojos no paraban de salir las lagrimas y cuando Tom me miro, empece a negar con la cabeza para que no le creyese. No me caia bien hasta unos instantes antes pero me habia salvado y le estaba muy agradecida.

-No era lo que parecia -dijo Tom un poco alterado por lo que habia visto.
-No se lo que parecia...pero no estaba pasando nada. Solo teniamos una pequeña conversacion, que ahora ha quedado pendiente -me miro y yo sali de detras de él para dirigirme a la salida del baño y esconderme detras de Tom -que ya terminaremos cuando acabe la fiesta.

Mi padre se marcho pasando por nuestro lado sin dejar de mirarme a los ojos. Todavia no podia creerme lo qué habia estado a punto de suceder. Era incapaz de creerme que hubiese pasado "eso" si no llega a ser por Tom. Me gire para mirarle con los ojos borrosos a causa de las lagrima.

-¿Estas bien? -me pregunto acercandose a mi para abrazarme. Yo le rechace, estaba agradecida pero eso no quiere decir que hubiese cambiado de opinion respecto a él.
- Sí...-conteste con un hilo de voz -voy a irme a casa, no quiero seguir aqui.
Y me fui de aquel baño andando rapido para alejarme de lo que habia ocurrido. Sentia unos pasos detras de mi y hasta que no hube salido de aquel edificio no me pare para darme la vuelta y ver quien era
 
-¿Necesitas que te lleve?- me pregunto Tom.
-No, pido un taxi - pero él se quedo parado en frente mia esperando a algo pero no sabia que es lo que queria asique me despedi de el con un simple adios y me fui a la parada de taxis que habia dos calles mas abajo.

En cuanto llegue a casa me quite el vestido, el peinado que ya empezaba a dolerme la cabeza por las orquillas y el maquillaje. Me puse el pijama y sin pensarlo mas me meti en la cama con los cascos puesto para que mi cabeza no tuviese la oportunidad de pensar. Queria quedarme en blanco y olvidar esta noche que habia tenido. No tarde en quedarme dormida con los cascos puestos.

Estaba desorientada, no sabia donde me encontraba. Espera si que lo sabía. Me encontraba con mis amigas en una discoteca. Con la musica que retumbaba en nuestros pechos. Me sentia algo triste. No me apetecia pasar la noche asi pero me habian convencido.

Habia bebido mucho esa noche. Necesitaba ahogar la penas en algo y ya habia encontrado en que. Siento como alguien me da pequeños golpecitos en el hombro para llamar mi atencion. Me doy la vuelta y la vista se me alegra un poco. Delante tengo a un chico que esta para toma pan y moja. Rubito, moreno de piel, ojos claros. ¿Que mas puedo pedir?

Se acerca a mi oido para que pueda escucharlo y a gritos me dice:

-Hola me llamos Fred

Y tras esa presentacion y unos cuantos bailes no se cómo he llegado a la situacion en la que me encontraba en esos momentos. Estabamos en un de los sillones que habia en la planta de arriba. Le tengo encima mía, con sus manos recorriendo todo mi cuerpo, manoseando cada parte de mi. Siento como comienza a subir sus manos por mis piernas hasta el borde de mi falda y sin mas, la arrastra a sus paso.

Siento que todo vuelve a estar oscuro. Me froto los ojos y caigo en que todo a sido un sueño. Pero si hubiese sido unsueño no seguiria sintiendo esas manos que recorren mis piernas. Abro los ojos me encuentro una figura sentada en mi cama.

-¿Que haces? -pregunto con temor a la respuesta.
-Algo que te va gustar- y entonces si que el miedo entro en mi cuerpo.

No nono no NO.



 

viernes, 12 de agosto de 2011

Capítulo 9: Entrega de premios


Había llegado el día de la entrega de premios. Me pondría mi vestido e iría a una estética, por petición de mi padre, para que me peinasen y maquillasen. "¿cómo iba a ir la hija del dueño peinada por ella misma?" creo que eso fue lo que pensó mi padre.

Estuve toda una tarde para que me arreglasen y el resultado fue perfecto, pero yo me hubiese hecho algo más sencillo.

Tenía pensado ir con Carrie. Después de lo sucedido el día anterior con mi padre no sería lo mejor el ir acompañada por él. Pero porque me iba a salir algo bien. Todo lo que quería llevar a cabo, terminaba chafado contra el suelo.

Estaba terminando de preparar el mini-bolso que me llevaría cuando mi padre entro por la puerta del baño sin llamar y se puso a buscar algo en el- mueble que tenía detrás de mí.

-¿no sabes llamar? ¿No tienes manos? un día te las cortare porque para lo que las usas... -murmure.

-¿decías? -me pregunto mi padre poniéndose al lado mío, donde estaba el espejo para empezar a afeitarse.

-¿yo? nada -dije ignorándole y saliendo por la puerta.

-Lucía -me grito cuando ya estaba por las escaleras para irme -espera 5 minutos y ya salimos.

¿Perdona? ¿Cómo que me esperase? pero si yo me iba con Carrie, por que tenía que esperarlo a él. No le había sido suficiente el que le haya ignorado durante todo el día como para darse cuenta de que no iría con él.

-yo me voy ya, que Carrie me está esperando -empecé a abrir la puerta que daba a la calle.

Mi padre se asomo por las escaleras para que le escuchase bien.

-no, tu vienes conmigo, no puedo ir solo al evento, la gente empezaría a sospechar y a difundir rumores -dijo y se le notaba preocupado, pero ya podría mostrar esa preocupación con otras cosas.

-no pienso ir contigo, y eso que tú dices no van a ser rumores, serán verdades, porque todo es tu culpa -las lagrimas venían pero yo no las dejaba caer -si no quieres irte tu solito, alquílate una chica que vaya contigo.

-¿qué has dicho? -pregunto acercándose a mi algo amenazante.

-te lo voy a decir más claro, a ver si así lo entiendes -ya lo tenía casi encima cuando continúe halando -que te contrates una puta que te aguante durante toda la noches. ¿Lo entiendes ahora?

Todo lo que obtuve por respuesta fue una bofetada. Pensareis que me la merecía, por provocarle y tendréis razón, pero ya eran bastantes años aguantándole y no aguantaba más esa situación.

Esta vez no llore ni hui, lo primero porque no iba a dejar que me volviese a ver derrumbarme por él; lo segundo porque me sujeto de los brazos, guiándome hasta la puerta y luego metiéndome en la limusina que nos llevaría hasta el recinto donde se celebraba el evento.

Una vez dentro me coloque en la parte más alejada de él. Saque el espejo del bolso para ver si me había dejado marca. No se notaba mucho pero si tenía un poco enrojecida la zona. No seria difícil de ocultar con un poco de maquillaje. Me roce la marca y pude comprobar que me dolía. Hice un gesto de dolor y mi padre lo vio.

-¿te duele? -pregunto pero no obtuvo respuesta -ahora no quieres hablar ¿verdad? -silencio -entonces atente a las consecuencias.

¿Qué iba a hacer? ¿Controlar mi vida? ah, no espera, que eso ya lo hace. ¿Pegarme de nuevo? prefiero eso mil veces a tener que volverle a dirigir la palabra.

Bajamos de la limusina para pasar por la alfombra y el fotocall, en el que mi padre me cogió por la cintura para que nos hiciesen las fotos juntas. Me intente separar, pero me tenia bien amarrada. Mi cara no expresaba nada y lo único que escuchaba era a los fotógrafos. "Lucía, mira hacia aquí" "una sonrisa, por favor" "sonríe a la cámara Lucía" "sonríe o acabaras perdiendo". Eso último lo dijo mi padre y yo me pase lo que me dijo por donde ya sabéis todos.

Terminaron con las fotos cansados de intentar conseguir una sonrisa mía junto a mi padre que no llegaron a tener.

Dentro del recinto me dedique a buscar a la cara de una chica emocionada por encontrarse entre tanta gente conocida. La encontré, pero más nerviosa que emocionada y, al igual que yo, buscando a alguien. Y me acerque a ella para saludarla.

-¡Hola Carrie! -la salude.

-Hola Lucía. Al final no me has llamado para venir juntas.

-lo siento, he tenido que venir con mi padre a la fuerza.

Cada vez quedaba menos gente donde nos encontrábamos y eso significaba que todo iba a comenzar. Todo comenzaría con la entrega de premios, a mí por suerte conseguí zafarme de tener que entregar uno, y finalizaría con un discurso de mi padre.

Me di cuenta de que cuando me encontré a Carrie estaba sola y que yo supiese venia con su hermano.

-¿donde está Tom? - le pregunte

-ha entrado ya y me ha dejado aquí sola -me señalo una puerta por la que supuse que había entrado su hermano -me ha dicho que tu padre nos había cogido unos asientos en primeras fila.

Y sin discutir nada más nos adentramos en la sala, que era como un cine pero a lo grande, con un gran escenario iluminado con focos. Bajamos todas las escaleras hasta el principio donde vi a mi padre y a Tom sentados con dos asientos al lado de Tom libres. No me di cuenta y entre yo primera por el pasillo, teniendo que quedarme al lado de Tom.

Durante todo el evento ni desvié la mirada hacia Tom, él me odiaba pues entonces yo también a él. No iba a gastar mi tiempo en hacerle cambiar de opinión aunque algunas veces tuviese unas ganas increíbles.

Por el escenario pasaron todos los galardonados, se hicieron unas cuantas pausas con alguna que otra actuación de algún cantante o grupo invitado y estaba a punto de finalizar mi padre con su discurso.

-...y para finalizar, no quiero aburriros mas -soltó una risa mas falsa que su personalidad -agradeceros a los que estáis aquí por haber venido, especialmente a mi hija -un foco me apunto -porque siempre ha sido mi apoyo y a estado pendiente de mi, al igual que yo de ella -JÁ como se nota que lo hace para quedar bien -una chica con talento y para demostrarlo me prometió tocar una canción hoy, -señalo hacia donde me encontraba aun teniendo el foco en mi dirección -al piano.

¿Estas eran las consecuencias? no me lo había esperado para nada. No sabía dónde esconderme o como escabullirme para no tener que salir al escenario. Mire a Carrie para encontrar en sus ojos algo de ayuda o simplemente que me tranquilizase. Ella tampoco se lo esperaba y lo único que hizo fue apartar sus piernas para que pudiese huir de lo que me esperaba en el escenario.

Al levantarme empezaron a sonar los aplausos, pero lo que ellos no sabían es que correría en dirección contraria. Me sentía abrumada, como si pasados unos segundos fuese a caer contra el suelo, me costaba caminar. No mantenía el equilibrio. Me dirigí al los baños para despejarme. Me quedaría allí hasta que escuchase el barullo de personas al salir del gran teatro para dirigirse a la cena que se celebraba después.

No era necesario el transporte hasta el otro lugar. Mi padre había elegido bien el sitio para que no fuese necesario tanto traslado. Cuando me sentí preparada y volví a dejar de escuchar a toda esa gente, salí para dirigirme al siguiente evento.

No es que fuese lo que más me apetecía en el mundo pero teniendo encuentra que no tenía dinero ni coche era la única opción que me quedaba, así que puse rumbo al restaurante.

Al llegar un señor muy amable, que estaba contratado para indicar a los invitados donde sentarse, me acompaño hasta mi mesa, donde ya estaban sentados mi padre, Carrie, Tom y el vicepresidente de la discográfica con su familia.

Me tuve que sentar entre mi padre y Carrie, era el único hueco libre en aquella mesa redonda. Tras terminar la interminable cena en silencio (por mi parte) no sé quien fue el que saco el tema, pero empezaron a hablar de mi bochornosa huida. Pero Tom no tenía suficiente con ver mi cara de arrepentimiento, él tenía que hundirme un poco más.

-tendrías que haber visto a tu padre, encima del escenario sin saber qué hacer y todo por tu estupidez y no querer tocar. -dijo señalándome. Esas palabras me dolieron -si tu madre hubiese estado aquí, se hubiese avergonzado de ti.

Eso sí que hizo que estallara por dentro. Tenía una copa en la mano y no dude en hacerla estallar contra el suelo. Eso hizo que todo el mundo se fijase en mí.

-TU NO SABES NADA -le grite y por segunda vez en la noche hui.

Fui directa al baño. Las lagrimas recorrían mi mejilla una a una hasta caer al suelo. Iba a intentar que no me afectara lo de mi madre, pero esas palabras eran demasiado dolorosas y aun estaba la herida que mi madre había creado reciente.



POV CARRIE



No sabía como había sido capaz mi hermano de decir eso, él no era así. El Tom que yo conocía se hubiese callado y observado la situación sin entrometerse. Sé que con todo lo que había dicho no quería ofenderla pero sin quererlo lo había logrado. Lucía había salido corriendo por segunda vez en la noche.

Los camareros se acercaban a recoger los cristales que había destrozado. Todos los invitados estaban observando la situación en silencio, esperando a que sucediese algo más.

-Aquí no ha pasado nada, pueden seguir a lo suyo-dijo en un tono alto para que todos los presentes le escuchasen bien -necesito tomar una copa - dijo Alex ya hacia nosotros y se marcho.

Cuando se hubo ido yo me gire hacia mi hermano que me miraba incrédulo al ver a situación que había provocado. Enarque una ceja.

-¿qué he hecho? -pregunto.

-has metido la pata hasta el fondo Tom. Lucía dejo de tocar por culpa de su padre.

-no lo sabia...de todas formas sigo sin entender. Si su padre lo único que hace es intentar que toque ¿por qué iba a tener la culpa?

-todo lleva detrás una historia, y tú lo sabes bien -su gesto cambio a tristeza al recordar nuestro pasado -y a mí no me corresponde contarte esta.

No podía contarle lo que tanto le había costado a Lucia contarme. Mire a mi hermano que intentaba imaginarse esa historia, pero dudo que llegase a recrearla. Debería ir a ver como se encontraba, para algo soy su amiga, pero...

-deberías ir a hablar con ella -le dije -yo voy a tomarme algo y me marcho.

Y ahí le deje, pensando en que debería hacer. Si ir detrás de ella y disculparse o dejarlo pasar.



FIN POV CARRIE - POV TOM



Debía hacerle caso a mi hermana e ir a buscarla o mejor quedarme aquí a esperar a que se le pasase el sofoco. Es probable que si iba me mandase a la mierda como ya había hecho veces anteriores, pero la verdad que me sentía realmente mal. Había actuado sin pensar antes las consecuencias y me había equivocado. Debería de haberme callado.

Ya lo tenía decidido, iría a solucionar el caos que había formado en un momento. Pensé en donde podría estar y siendo una chica me imagine que el lugar donde habría ido seria el baño, pero la búsqueda no terminaba ahí porque había 5 baños en total.

Fue en el tercero cuando la encostre, pero no estaba sola y tampoco bien acompañada por la forma en que la sujetaba.

-¿qué está pasando aquí? -pregunte suficiente alto para captar su atención y que no se me escuchara en el salón.



El anterior capitulo iba dedicado a Maribel (tu ya sabes por qué ^^) pero como se me olvido escribirlo pues este tambien te lo dedico jajajaja a ver si veo otro capitulo de los tuyos YA que me tienes intrigada


OS QUIERO Y GRACIAS POR LEER !! ♥

jueves, 11 de agosto de 2011

Capítulo 8: Lo siento


No tenía más dinero, no podía volver llamarla y que me explicase que es lo que estaba pasando. Por cada segundo que pasaba me mosqueaba más. ¿Quién el que se escuchaba por detrás? ¿Qué hacía mi madre con él? ¿Y qué era lo que no podía esperar? Todo me conducía al mismo pensamiento, pero no veía a mi madre capaz de hacer eso, o al menos eso creía.

Al haberme gastado el dinero en la llamada, iba caminando por las calles de Londres, sin prestar atención a lo que pasaba a mi alrededor. Metida en mi propio mundo, pensando y repitiendo en mi cabeza la conversación que había tenido con mi madre e intentar llegar a una conclusión coherente.

Para colmo noté cómo una gota de agua impactaba en mi cabeza. Eso no me podía estar pasando a mí, alguna anciana me debió de echar un mal de ojo pero en cuanto miré hacia arriba y me encontré a una señora que regaba alegremente las plantas.

Todavía me quedaban unos 15 min de camino hasta mi casa cuando noté unas cuantas gotas, y esta vez no podía ser de un balcón. Y como es casual en mí, yo sin paraguas en una ciudad que si para de llover una semana seguida hay que darle gracias.

Comencé a correr para que la ropa no se me calase y así llegar a casa lo más seca posible, pero para cuando llegué no quedaba ninguna parte de la ropa que estuviese seca. Subí corriendo las escaleras de mi casa preguntando si había alguien en casa y nadie contestaba por lo que supuse que mi padre estaría trabajando.

Dejé todo el camino recorrido por dentro de mi casa empapado. Lo primero que pensaba hacer era coger el móvil para llamar a mi madre y aclarar todas mis dudas, pero al sentir un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo decidí que lo mejor sería una ducha caliente y después llamarla.

La ducha me calmó la tiritona que traía. Cogí el móvil, marqué el número y esperé a que contestara.

-¿Si? -preguntó la voz de mi madre.

-Hola mamá, antes te estaba llamando desde la cabina y se ha agotado el dinero -dije nerviosa. Realmente no sabía si quería saber la contestación a la pregunta que le había hecho.

-No te preocupes -ella también estaba nerviosa -ya solo quería saber que tal el día -me intentó cambiar de tema aún sabiendo cuál era el motivo de la llamada.

-Antes no me has terminado de contestar a la pregunta -dije cortante.

-¿Qué pregunta? -se hizo la loca.

-¿Con quién estabas? - le volví a preguntar.

-Ah, eso...pues... -se notaba que la pregunta la había vuelto a dejar sin respiración -solo era un compañero de trabajo que me estaba esperando para llevarme al hotel porque le pillaba de paso, nada más hija.

-Ah -era bastante creíble y en ese momento preferí creerme esa excusa. Además, si tuviese algo que esconder no hubiese sido más fácil no cogerme el teléfono y ya está.

Seguí hablando con mi madre un rato más, demasiado tiempo como para el que estábamos acostumbradas.



Por fin era viernes, no es que el fin de semana que se me presentaba fuese el mejor o al menos para mi gusto, y por lo menos me sacaba de mi monótona vida en la que se había acabado convirtiendo.

La noche anterior había llamado a Carrie que desde que su hermano la eligió como acompañante para la entrega de premios, no paraba de darme el coñazo con qué vestido íbamos a ponernos. Por eso habíamos quedado ese día, iríamos de compras.

Por lo que había leído en algunas de las invitaciones que había hecho, la gala era de vestido largo y esmoquin, y en la previa entrega solo especificaba que tenía que ser un atuendo formal.

Yo por bagueza y comodidad sólo llevaría un vestido durante toda la noche, al igual que Carrie. No creo que nadie esté pendiente de nosotros teniendo a otros invitados más famosos a los que dedicar su tiempo.

Estuvimos toda la mañana buscando los vestidos perfectos y no encontramos nada que nos sirviera. Paramos para comer algo y después seguir buscando. Se pasó rápida la comida, me estuvo contando historias de cuando era pequeña y no tan pequeña. Nunca me había reído tanto en tan poco tiempo.

Por lo que me contaba era bastante patosa y también despistada, porque solo ella podía hacerse un esguince saltando un escalón de 10 cm o chocarse contra un árbol/señal por ir mirando distraída hacia otro lado. Bueno la verdad que eso le ha pasado a todo el mundo alguna vez, admitirlo.

Era increíble como en unos pocos días se había convertido en alguien tan importante para mí. Había conseguido que le contase cosas de mí que nadie sabía. Había conseguido ganarse mi confianza y ya la consideraba como la amiga que nunca tuve.

Pagamos la cuenta y salimos de nuevo a la calle en busca de nuestros vestidos.

Mientras mirábamos los escaparates y las tiendas comenzamos a hablar de otro tema del que no me sentía cómoda hablando.

-Me siento muy alagada por saber que soy la única en quien confías para contarle eso –dijo todavía sin creérselo -¿de verdad que ninguna de tus amigas lo sabe?

-Sí, es verdad.

-¿No confías en ellas?

-No es eso, es complicado –concluí, pero la cara de Carrie me incitaba a que le explicase el por qué –Hace mucho tiempo que no tengo una amiga de verdad, tengo “amigas” pero no puedo contarles nada sin que se entere medio país o que me juzguen.

-¿Y por qué te juntas con ellas si realmente no te caen bien?

-Porque según mi padre son las que me convienen.

-No entiendo –me dijo algo confundida.

-Para mi padre es muy importante la “clase social”, no puedo juntarme con otras personas por si perjudica a su prestigio y al de la empresa –le expliqué.

-¿Y tú lo consientes, quiero decir, dejas que elija tus amistades?

-Hasta ahora sí, pero eso ya se acabó. No voy a dejar que me maneje como a un títere y… -sonó mi teléfono y vi que en la pantalla del teléfono ponía “Mensaje nuevo” –Espera –le dije a Carrie para poder leer el mensaje.

El mensaje era de mi madre y supuse que sería para avisarnos de cuando volvía. No sabía cuánto me equivocaba. Abrí el mensaje que me descolocó por completo.

“Lo siento. Te quiero.”

¿Qué quería decir con eso? No entiendo el por qué de ese mensaje.

-¿Ocurre algo?- me preguntó Carrie al ver mi reacción.

-No, tranquila.

Llamé a mi madre para pedir una explicación. Esto de pedir explicaciones se estaba convirtiendo en una costumbre. Esperé escuchando el pitido que indicaba que tenía señal hasta que sonó el contestador. Volví a repetir la misma acción pero con la diferencia de que tras unos pitidos, me salió que estaba ocupado, lo que significaba que me había colgado.

-¿Seguro que todo está bien? No tienes buena cara –me dijo Carrie.

-No, de verdad que no pasa nada –dije para que no se preocupase.

La verdad que era extraño el mensaje, pero sería algo sin importancia o como son todos los padres, que todavía no se aclaran cuando tienen que escribir un mensaje.

Al terminar la tarde ya habíamos encontrado nuestros vestidos. Carrie se compró un vestido de tirantes con la espalda al descubierto, de color azul oscuro. Yo me compré uno de palabra de honor entallado hasta la cintura y hasta los pies con un poco más de vuelo, de color morado difuminándose a un color lila según avanzaba hasta el final.

Satisfechas con nuestras compras, nos despedimos y cada una puso rumbo hasta su casa, sabiendo que al día siguiente nos volveríamos a ver en la entrega de premios.

Cuando estaba en frente de mi casa vi que el coche de mi padre estaba aparcado en la puerta. Entre y lo primero que escuche fue un grito por parte de mi padre. Subí corriendo hasta donde procedía la voz y me di cuenta de que hablaba con alguien.

Estaba la puerta cerrada. Me acerqué lo máximo que pude a ella para escuchar lo que mi padre hablaba.

-No nos puedes hacer esto… ¿te has parado a pensar lo que esto supondrá para ella?... ya veo que no… -hubo una pausa larga -¿te lo has planteado bien?

Siguieron durante dos largas horas de las que yo solo había escuchado los primeros minutos. No conseguía entenderlo, pero más bien no quería porque podría haber bajado y descolgar el teléfono para enterarme de todo. No tuve el valor suficiente para hacerlo, algo dentro de mi me dacia que algo malo se avecinaba.

Cuando terminaron escuche como la voz de mi padre me llamaba. Salí corriendo de mi cuarto para encontrarme con él. ¿Estaba llorando realmente? Alargó el brazo y me dio el teléfono.

-¿Sí?

-Siento lo que estoy haciendo, no me odies por esto. Te quiero. –me dijo mi madre llorando, no me dio tiempo a contestarla, ya había colgado.

Ahora sí que no entendía nada, ¿Qué es lo que sentía mi madre? Lo primero que se me ocurrió fue que se tendría que quedar más días y le pregunte a mi padre. El dijo:

- Tu madre nos ha abandonado

En ese momento note como la humedad de las lagrimas recorrían mi mejilla. De la única forma que pude reaccionar fue salir corriendo hacia mi cuarto y tirarme encima de la cama para continuar llorando.

No me podía creer lo que me estaba pasando, empecé a atar cables sueltos. Me di cuenta de que mi madre nunca tenia viajes de negocios. Comprendí porque al salir de mi cuarto hacia unos días estaba llorando. Pero si la daba tanta pena dejarme aquí ¿Por qué lo había hecho? ¿Porque me había dejado con mi padre? Sabía que mi padre era el causante de su huida.

Mi padre se estaba acercando, oía sus pasos y de repente se abrió la puerta y dijo casi susurrando.

-Lo siento. No he podido hacer nada.

-No es verdad, si que has podido. Siempre has podido, pero primero está tu trabajo –le grité –lo que ha hecho que mamá se vaya es tu forma de ser y la forma en que has cambiado. DAS ASCO.

En ese instante noté como la mano de mi padre impacto en mi mejilla. Le miré con odio y puse mi mano en la mejilla.

Más lágrimas comenzaron a caer. No sabía cómo reaccionar ante eso. Y mi reacción fue la misma que la anterior. Salí corriendo hacia mi cuarto, cogí el móvil y empecé a llamar a mi madre, pero no me lo cogía. La segunda vez le deje un mensaje en el contestador.

-Mamá ¿por qué me has dejado con él? Me ha pegado. Quiero salir de esta casa, no soportaré vivir con él. Po favor vuelve conmigo. Te lo suplico –dije llorando.

Unos pocos minutos después de haberle dejado el mensaje me contesto con un sms en el que ponía:

“Tu padre nunca te haría eso, no a ti. Lo siento, pero no puedo volver, perdóname. Te quiero, nunca lo olvides.”

No podía ser verdad, no se creía lo que le contaba, intente llamarla de nuevo pero el teléfono estaba apagado. Decidí contestarla.

“Por favor, créeme. Me ha pegado, quiero irme de aquí.

Si había sido capaz de dejarme aquí es que no me quería lo suficiente como para seguir teniéndola en mi pensamiento…Desde ahora no tenía madre.